domingo, 5 de julio de 2015

El hombre que ríe - (the man who laughs) de Victor Hugo.

Dato interesante, esta película de 1928 inspiró a Jerry RobinsonBill Finger y Bob Kane para crear al enemigo de Batman, su contraparte, el Jocker.
La ultima imagen, pertenece a la película de 1928

    Dirigida durante los últimos años de su carrera, justo cuando Paul Leni se encontraba a las puertas de Hollywood, El hombre que ríe es una adaptación de la novela homónima de Victor Hugo capaz de dar forma y comprimir algunas de las características del expresionismo alemán (lugar del que procedía el autor de El legado tenebroso) para sumergirnos en la historia de Gwynplaine, un pequeño que después de ser sometido a una operación quirúrgica que dibujará por siempre jamás una sonrisa en su boca, encontrará, con un bebé en sus brazos, cobijo bajo la caravana de Ursus; todo ello tras quedar huérfano debido a la muerte de su padre en manos de un malvado Rey y su bufonesco ayudante.
    Lejos de transformarse en uno de tantos relatos donde, con la maduración del muchacho, se nos citará en el contexto perfecto para que el protagonista pueda urdir su venganza, Leni prefiere centrar su relato entorno a la humanización de la figura de Gwynplaine, un personaje que se recluirá en su entorno, formado por el propio Ursus y la bella Dea, únicamente dejándose ver en sus actuaciones para el espectáculo ambulante de su cuidador. En ese marco, Leni construye un relato pausado que busca huir de la acción para fomentar una relación, la de Dea y Gwynplaine, que funcionará como eje del film construyendo entorno a él un poderoso y crudo drama romántico donde, ni el acercamiento en sus minutos finales a un cine quizá más desposeído de esas cualidades que venían rodeando la obra, ni la ruptura de un tono decididamente más terrenal para forjar una conclusión consecuente, logran diluir ese profundo halo, y todavía menos la interpretación de un Conrad Veidt que ya ha quedado grabada a fuego en la retina de más de un espectador por méritos propios.